Escrito a modo de diario luego de la muerte de su padre, “Un brote de pino” fue reconocido por un destacado jurado; “Este libro es diferente de todo lo que escribí antes, más visceral, más sincero”, dice la autora
Un nuevo motivo de orgullo para la literatura argentina: por su libro Un brote de pino, la escritora Carolina Esses (Buenos Aires, 1974) resultó ganadora de la 37ª edición del Premio de Poesía Tiflos de Literatura, que otorga la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). En España, el poemario será lanzado por el sello Renacimiento. Además de la publicación y la invitación a Madrid para recibir el premio a finales de mayo, la autora recibirá diez mil euros. En griego, tiflos significa “ciego”.
“Es casi un registro a modo de diario de la muerte de mi papá, en 2019 -dice la autora a LA NACION-. Suelo ser muy meticulosa a la hora de escribir, lenta, corrijo mucho. Esta vez fue distinto: simplemente registré lo que iba pasando: llevar y traer a mis hijos, buscar el certificado de defunción, ir a la casa donde ahora mi mamá vivía sin él, ir a trabajar. Tenía como 150 poemas, fechados. Saqué más de la mitad, y me quedé con 58. Les saqué la fecha, pero se leen de corrido, como una continuidad. Este libro es diferente de todo lo que escribí antes, más visceral, más sincero. Tengo la idea de que una escribe lo que puede, no lo que quiere. En agosto del año pasado, en un afán por ganar algo de plata, mandé el libro a varios concursos en España y me olvidé del asunto. Me pareció muy improbable que ganara con este libro. Y sin embargo ganó”.
Esses es periodista cultural y colabora en LA NACION. Es autora de los libros de poemas Temporada de invierno y Versiones del paraíso, y de las novelas Un buen judío y La melancolía de los perros, y títulos de literatura infantil, entre ellos, el hermoso Ana y la gaviota. También trabaja en la red de bibliotecas de la ciudad de Buenos Aires. Es la segunda poeta argentina en ganar el Tiflos de Poesía (Graciela Aráoz lo obtuvo en 1986).
“Ganar un premio de estas características con la poesía es, como me dijo un amigo, poético e increíble -agrega la autora-. Pero a la vez, la escritura se abre paso; algo de eso, creo, pasó con este libro. De pronto algo que es marginal, un resto, como la poesía en un campo literario dominado por la narrativa, te hace ganar un premio. Un libro que es puro proceso, el registro de un duelo, que jamás se pensó en relación con un resultado. Hay algo en la poesía que yo, que también escribo narrativa, no encuentro en otros géneros.Algo de lo verdadero, esa característica tan difícil de definir que solía usar Irene Gruss. Por eso me hace tan feliz este premio”.
El jurado de poesía estuvo integrado por los poetas Luis Alberto de Cuenca, Ángel García López, Ángel Luis Prieto de Paula, María Ángeles Pérez y la editora de Renacimiento, Christina Linares, que destacó que el libro premiado era “una obra maravillosa”.
También se entregaron los Premios Tiflos de Cuento (34ª edición) y de Novela (26ª edición). En cuento, el ganador fue el escritor hispano-venezolano Juan Carlos Méndez Guédez, por su obra En las ruinas, y en novela, el escritor español Luis Salvago, por la obra Josephine. Méndez Guédes recibirá, como Esses, diez mil euros, y su libro será publicado por Edhasa/Castalia; Salvago, cuya novela será lanzada por Galaxia Gutenberg, recibirá diecisiete mil euros.
El jurado de cuento lo conformaron los escritores Fanny Rubio, Santos Sanz Villanueva, Care Santos, José Ovejero y la editora de Edhasa/Castalia, Penélope Acero. El de Novela, el académico de la Real Academia Española y flamante Premio Cervantes 2023 Luis Mateo Díez y los escritores Manuel Longares, Ángel Basanta y Pilar Adón, ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2023, además del director general y editor de Galaxia Gutenberg, Joan Tarrida. De los jurados participaron miembros de la ONCE.
Hubo premios especiales para escritores con discapacidad visual, de cinco mil euros cada uno. En Poesía y en Cuento el fallo del jurado consagró al mismo ganador, el autor nacionalizado estadounidense de origen mexicano Febronio Zatarain, y en Novela, el español Manuel Domínguez.
Concursaron de los Premios Tiflos de Literatura 760 obras en el rubro de poesía (735 en la categoría general y 25 en la de discapacidad visual); 456 en el de cuento (450 en general y seis escritores con discapacidad visual), y 611 en el de novela (602 de escritores videntes y nueve con discapacidad visual).
Tres poemas de “Un brote de pino”
2
Llamé a mamá
lo hacía a cada rato
ahora que papá había muerto
pero también antes.
Cuando atendió dije
hola, hola
—el silencio,
un acantilado feroz
el vacío al que se abre una ventana—.
Pensé: me está diciendo algo que no llego a entender.
Pensé: sabe que soy yo, va a volver a llamar,
pero no lo hizo.
14
Necesito estos poemas.
Por eso vine corriendo a la computadora
para escribir necesito;
entiendo que de tal punto de partida
nacen pésimos libros,
aun así me arrojo
como quien se entrega a una religión
en la que apenas cree.
33
Fui a buscar el certificado de defunción.
Dice palabras que no quiero transcribir
sería demasiado,
no puedo ser tan literal, traicionar
de un día para el otro
todos mis principios poéticos.
El empleado ofreció también
algo más
un recuerdo del ser querido.
Era evidente: ese brote de pino
jamás iba a sobrevivir en una maceta.
Entiendo la metáfora
pero la verdad, quién
se aferraría a esa ramita clavada en la tierra.
Imaginé los días de riego
la culpa frente a cada olvido
la rama seca
devorada por hormigas.
Por Daniel Gigena
Fuente: La Nación