Carl Orff / Mauricio Wainrot
Este miércoles 27 de marzo a las 20 horas, se transmitirá en vivo la última función de Carmina Burana. La producción que abrió la temporada 2024 de ballet, cuenta con la coreografía de Mauricio Wainrot y con la interpretación del Ballet Estable del Teatro Colón, junto con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, el Coro Estable, el Coro de Niños y cantantes solistas. La transmisión se realiza desde la web (https://teatrocolon.org.ar/es/en-vivo), Facebook y YouTube.
Dirección Musical
Carlos Calleja (12, 13, 14, 16, 17, 19, 20, 22, 27 de marzo)
Sebastiano De Filippi (23, 26 de marzo)
Escenografía y Vestuario
Carlos Gallardo
Iluminación
Eli Sirlin
Ballet Estable del Teatro Colón
Dirección
Mario Galizzi
Coro Estable del Teatro Colón
Dirección
Miguel Martínez
Coro de Niños del Teatro Colón
Dirección
Cesar Bustamante
Soprano
Laura Pisani (12, 14, 17, 19, 22, 27 de marzo)
Laura Rizzo (13, 16, 20, 23, 26 de marzo)
Contratenor
Martín Oro (12, 14, 17, 19, 22, 27 de marzo)
Fernando Ursino (13, 16, 20, 23, 26 de marzo)
Barítono
Alfonso Mujica (12, 14, 17, 19, 22, 27 de marzo)
Cristian Maldonado (13, 16, 20, 23, 26 de marzo)
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires
Producción
Auditorio Nacional del SODRE (Uruguay)
Carmina Burana: un clásico del siglo XX
Por Laura Papa
Los comienzos de Mauricio Wainrot en la danza tuvieron lugar en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires; aunque al contemplar su vasta trayectoria es imposible no mencionar su paso por el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín desde los inicios de la agrupación. Años más tarde, fue designado como su Director Artístico, cargo que desempeñó en dos oportunidades. Su carrera comenzó a proyectarse internacionalmente hacia 1986 y este motivo lo llevó a radicarse fuera del país por más de una década; en esa época realizó montajes para compañías de Europa, Canadá, Estados Unidos e Israel, entre muchas otras.
A comienzos de la década del 90, en el marco de este período de creación en el que Wainrot consolidó su carrera como coreógrafo, fue invitado por Robert Denvers, director del Royal Ballet of Flanders, de Bélgica, para montar una obra. La buena recepción que tuvo el trabajo del coreógrafo argentino dio lugar a sucesivas convocatorias, que resultaron en su designación como Guest Permanent Choreographer y en un total de once obras creadas para el Ballet de Flanders, entre las que se encuentran El Mesías, El pájaro de fuego, Las 8 estaciones, La consagración de la primavera, Looking Through Glass y Carmina Burana.
Precisamente fue Robert Denvers el que, en 1997, le propuso hacer una coreografía con la partitura de Carl Orff, ya que estaba interesado en tener una Carmina Burana en el repertorio de su compañía. Wainrot, acostumbrado a elegir siempre sus obras, presentó algunos reparos porque no lo convencía suficientemente la música, pero finalmente decidió aceptar el encargo.
Carmina Burana es la denominación en latín que recibió una colección de cantos goliardos de los siglos XII y XIII reunidos en un manuscrito encontrado en Baviera, Alemania. La compilación no presenta unidad temática o lingüística, y se considera la más grande y antigua colección de poemas laicos medievales. El músico alemán Carl Orff seleccionó algunos de estos textos para componer su obra homónima, una cantanta escénica estrenada en 1937.
Fiel a un criterio que siguió en otras de sus obras, como El Mesías por ejemplo, Wainrot no quiso ilustrar coreográficamente el contenido de los textos de los poemas. Esto habría sido el equivalente a duplicar por medio de la danza lo cantado por las voces. Lejos de esta intención reiterativa, que pretende ceñirse al sentido propuesto por los textos, lo que el coreógrafo buscó fue desarrollar algo nuevo a partir de la danza en sí, valiéndose, sobre todo, de los ritmos de la pieza de Orff. Así, la versión de Carmina Burana de Wainrot muestra, ante todo, imágenes: dinámicas, rítmicas, plásticas. Imágenes compuestas por el movimiento en diálogo con la música, en las que la concepción del coreógrafo confluye con la mirada de Carlos Gallardo, que diseñó el vestuario y la escenografía. Se trata de una obra monumental, para un gran escenario, una gran producción, un conjunto numeroso de bailarines (originalmente requería setenta) y que exige un importante despliegue de movimiento.
La estructura de esta pieza de Wainrot presenta una organización en cinco escenas, que se encuentran dispuestas de manera cíclica, es decir que la obra empieza y termina con “Fortuna imperatrix mundi”. Las escenas intermedias son “Primo vere”, “In taberna” y “Cour d’Amours”. Como un motivo atemporal, la Fortuna enmarca las acciones humanas. Dice el poema que la Fortuna, como la luna, cambia de estado, crece y decrece. Gira su rueda, eternamente, “ahora se endurece / y luego alivia / como un juego”. Como ya se ha comentado, si bien Wainrot no representa el contenido del poema, la rueda (la circularidad) se transforma en un motivo coreográfico para la organización de la danza y del espacio. Para las escenas de Fortuna, Gallardo diseñó unas polleras tanto para las mujeres como para los hombres, que constituyen uno de los rasgos inmediatamente reconocibles y que también se vinculan con la idea de circularidad presente en la obra.
Desde su estreno en Bélgica, Carmina Burana se repuso en varios teatros, tanto de Buenos Aires como de otras ciudades del mundo. Se presentó también en el Luna Park e, inclusive, en el Obelisco. Sin embargo, la primera vez que pudo verse en nuestro país con coros, solistas y orquesta en vivo fue recién en 2022, en el Teatro del Bicentenario de San Juan. Unos años antes se había presentado con una producción del Sodre, con coros y orquesta, en Uruguay. De modo que, en esta oportunidad, Buenos Aires va a poder apreciar la versión coreográfica de Mauricio Wainrot de la cantata de Orff con los elencos estables del Teatro Colón dándose cita de manera conjunta.
Fuente: Teatro Colón