Suñé actúa, dirige y escribió obras que se presentan en el Teatro del Pueblo y Nuñ, en tanto estrena en abril en el Teatro Nacional Cervantes una obra hecha por cordobeses.
“Hacer teatro sin ayudas es posible. Hay que ponerse prácticos y muy imaginativos. Tampoco es que la ayuda de los subsidios cubría mucho del presupuesto de las obras”, dice Sebastián Suñé, autor, director y actor en múltiples obras en cartel y otras por estrenar.
Autor de “Las olvidadas de Jack” y “Una vida en otra parte”, que se presentan en el Teatro del Pueblo; dirige “Si salís con vida”, con Karina Hernández en Nun y forma parte del elenco de “Matar a un elefante”, de Franco Verdoia, que debuta en abril en el teatro Cervantes. Y presenta este mes “Propousal” en Microteatro. Conversamos con él.
Sebastián Suñé: Que están en el Teatro del Pueblo, una sala que le da mucho espacio a los autores y autoras nacionales. Las obras son bastante diferentes, “Una vida en otra parte” es una obra de texto y “Las olvidadas de Jack” es un musical que fue escrito entre varios. “Una vida..” se empezó a escribir como obra corta para un concurso en el Cervantes, y ahora se presentará larga en el Cervantes, así que se trata de esas conexiones raras de la vida. Cuenta la historia sobre la lucha entre las familias biológicas y las familias lógicas, personas expulsadas del seno familiar por su elección sexual, hay un chico que se va a otra ciudad a emprender con una peluquería, conoce a su novio y arma una vida en otra parte. Nunca corta el vinculo con su hermana del pueblo y se cuenta en presente y pasado. Es un homenaje a las generaciones maricas del pasado, aparece Carlos Jáuregui y habla de la lucha de esa gente para que nosotros podamos tener este presente. “Las olvidadas..” también en cierta manera se le parece, allí las víctimas de “Jack el Destripador” reclaman su lugar en la historia diciendo por qué hablamos siempre del asesino y de las victimas no. Son obras para reconocer nuestro pasado porque si no lo hacemos el presente puede sonar aterrador.
P.: ¿Cómo es la obra que dirige?
S.S.: “Si salís con vida” es un texto de Flavia Company que tuvo un proceso muy divertido. Más que una obra teatral es un manifiesto sobre la vida que vivimos hoy. Parecemos obedecer ordenes del mercado capitalista, de gobiernos no democráticos. Hay algo de este manifiesto teatral que llama a rebelarnos, en el marco de una vida en piloto automático, fichando, donde el sueldo que no alcanza, acatamos y parece que no hacemos nada. El texto propone rebelarse ante lo impuesto. Empieza así, con una actriz que se rebela y no quiere hacer la función. El material no tiene la lógica del argumento, entonces la puesta fue pensada casi de manera performática, podría hacerse en un callejón, en el Malba, porque es una instalación. Salimos a jugar, armamos una puesta divertida y lúdica desde luces y vestuario. Queríamos lograr un viajecito que te vuele la peluca, literal. Por suerte esta yendo bastante bien, es difícil en el sentido que no te sentás a reír a mandíbula batiente pero obliga al espectador a elaborar. Te deja rebotando, por suerte viene bien y veremos qué pasa porque la gente está recortando mucho la salida al teatro.
P.: ¿Y su obra como actor?
S.S.: “Matar a un elefante” de Franco Verdoia, es divertida, fuerte, emocionante, cuando la leí la acepté y luego llegó al Cervantes. Teníamos temor de que no se hiciera, hubo muchas bajas para este año pero esta estaba montada así que cuando recibimos el mensaje de que se postergaba para abril en lugar de marzo celebramos, porque muchos elencos se quedaron sin obra hasta el año próximo. Es una obra interesante, el TNA es uno de los pocos teatros nacionales y federales, todo el elenco de esta obra es cordobés, transcurre en Córdoba, y no es una tontería poder hacer algo que nos representa a los pueblos de otra provincia.
P.: ¿Qué puede decir de la experiencia Microteatro, donde escribió y dirigió varias obras?
S.S.: Me parece una propuesta divertida, además da trabajo a las áreas de autoría, dirección, actuación, porque Microteatro funciona. Además afila la mirada, uno se pone resolutivo, hay poco tiempo, poco espacio, y se agudiza el ingenio. Hay algo interesante como mecanismo de relojería. A veces funciona mejor que una obra que se ensayó muchos meses. El nivel de atención de la gente es cada vez menor y eso atenta, entonces es bueno hacer obras cortas pero ejercitar y mechar con obras largas. Sino no sé hacia donde vamos y todo es escueto y efímero.
P.: ¿Cómo vive este momento de la Cultura recortada?
S.S.: Casi siempre las independientes las bancamos quienes las hacemos, los subsidios alcanzan para pagar algún honorario técnico, no más que eso. Pero ese poquito sirve y que se esté recortando indiscriminadamente es un claro mensaje de hostilidad. A este gobierno le molestamos los artistas porque somos los que cuestionamos la realidad y habilitamos nuevas ópticas para mirar lo cotidiano. Solo podemos cambiar algo si podemos mirar las cosas desde una nueva perspectiva. Eso les aterra y por eso quieren manejarnos con el miedo y el hambre como tantas veces en la historia. En unos años nadie recordará el nombre del ministro pero todos recordaremos quien fue Alejandro Urdapilleta.
Fuente: Ámbito