Las escuelas suecas dan marcha atrás en el uso de las pantallas y vuelven a los libros de texto. El país nórdico llevaba meses debatiendo y cuestionando el papel de los ordenadores y las tabletas en las aulas. Los resultados en el último informe Pirls (sobre compresión lectora) han hecho saltar las alarmas.
Suecia, un país de 10 millones de habitantes, obtuvo una puntuación de 544, 11 puntos menos que en la anterior evaluación, de 2016. “El informe Pirls es una señal de que tenemos una crisis de lectura en las escuelas suecas. En el futuro, el Gobierno quiere ver más libros de texto y menos tiempo de pantalla en la escuela”, ha defendido la ministra de Educación, Lotta Edholm, del ejecutivo conservador de Ulf Kristersson.
El hecho de que Suecia, que fue pionera en la digitalización de las aulas, eche el freno ahora y decida no invertir más en tecnología y poner el énfasis en el papel plantea el interrogante de si es el comienzo de un cambio de tendencia internacional.
La reacción del gobierno sueco a los resultados de la prueba PIRLS suma así su capítulo local a la preocupación internacional por los niveles de comprensión lectora. Recientemente, el Departamento de Educación de Nueva York declaró la alfabetización y la enseñanza de la lectura como “prioridades” de la política educativa, al lanzar la campaña “Nueva York Lee”. En Argentina la Campaña Nacional por la Alfabetización, impulsada por más de cien organizaciones de la sociedad civil, busca visibilizar la situación crítica de la comprensión lectora y promover la prioridad de la alfabetización en la agenda educativa. Como parte de la iniciativa, hace unos días el Gobierno de Chaco firmó el “Compromiso por la Alfabetización”, que busca garantizar que todos los estudiantes de tercer grado comprendan textos adecuados a su edad.