Se cumplen 200 años del natalicio de Baudelaire, Dostoievski y Flaubert y del séptimo centenario de la muerte de Dante, entre otros.
Hace 200 años nacieron en Francia dos de las figuras literarias más importantes de la historia de la literatura. Tanto Baudelaire como Flaubert publicaron dos de los libros claves del siglo XIX, uno en verso y otro en prosa. Al Este de Occidente, nació en la capital de la Rusia zarista, Dostoievski, quien es considerado uno de los escritores más importantes de la literatura universal. Además, este 2021 se cumplen 700 años de la muerte de Dante, 200 de la de Keats y 100 años del nacimiento de Patricia Highsmith, Carmen Laforet y Augusto Monterroso.
El 9 de abril de 1821 nace en París Charles Baudelaire, conocido como el poeta “maldito”, que marcará un punto de inflexión en la poesía moderna. Ocho meses después, a menos de 150 km, nace Gustave Flaubert, quien escribió la novela realista por excelencia. Un mes antes y a más de 2500 km, en la capital rusa, nace Fiódor Dostoievski, quien puso la literatura rusa sobre el mapa.
Así, se cumplen 200 años desde que llegaran al mundo tres de las figuras literarias más relevantes de su tiempo y de la historia de la literatura. Sin embargo, el año de nacimiento no es lo único que comparten. Tampoco la grandeza de su obra en la literatura universal. También están unidos por los problemas en sus vidas y las consecuencias de sus obras.
El caso más conocido que enlaza el destino de dos de estos autores es el de los juicios a Las flores del mal y a Madame Bovary, ambos publicadas en 1957. Tanto el poemario de Baudelaire como la novela de Flaubert fueron juzgados por el mismo juez, acusados por el mismo abogado imperial, Ernest Pinard, y por las mismas razones: corrupción de la moral pública y religiosa durante el Segundo Imperio francés.
Las dos obras influyen en la opinión pública francesa de la época, especialmente a raíz de los juicios, y ambas representan una nueva forma de hacer literatura. Ese era su peligro. Sin embargo, las sentencias fueron dispares, ya que Baudelaire fue condenado, mientras que Flaubert quedó absuelto. Al abogado de este último le fue más fácil que al del parisino desligar la obra de la realidad.
Por su parte, Dostoievski fue arrestado por conspirar contra el zar Nicolás I y llevar a cabo acciones consideradas contrarias al gobierno junto a otros intelectuales. Entre las acusaciones que lo llevaron a la condena a muerte fue promover la lectura de la literatura liberal que bullía en Francia.
Sus incipientes ataques epilépticos, tras el asesinato de su padre, lo salvaron del paredón pero lo acompañaron hasta el final de su vida, también en Siberia, donde tuvo que cumplir cinco años de trabajos forzosos. La epilepsia, que también padeció Flaubert, no fue el único trastorno que tuvo el autor de Crimen y castigo, Los hermanos Karamazov o El idiota. La ludopatía también hizo mella en su vida. Trató este problema en El jugador, escrito en tan solo 26 días.
Sobre este tema Baudelaire escribió un poema (El juego) en el que exhibe una crítica a la sociedad de la época, pero más conocida es la obra del ruso, que se centra aún más en la psicología humana. Las similitudes entre ambos literatos no acaba aquí y es que los dos perdieron un progenitor a una temprana edad (uno de niño y otro ya adolescente), suceso que los marcó enormemente. Además, el francés también sufrió una enfermedad, sífilis, que lo llevó a la muerte.
La magnitud de la obra de estos tres autores se ve reflejada en la influencia que tuvo en su generación y en las posteriores. Por parte de Flaubert, Madame Bovary vio sus réplicas en la literatura rusa (Anna Karenina, Tolstoi) y española (La Regenta, Clarín). Dostoievski también estuvo presente en la obra de Kafka, Freud, Nietzsche o Faulkner entre muchos otros. Finalmente, Baudelaire influyó enormemente en la poesía simbolista, decadentista y en las vanguardias, llegando hasta la actualidad.
Si a estas tres grandes celebridades de la literatura se les recuerda este año por su bicentenario, Dante Alighieri no va a ser menos en el séptimo centenario de su muerte. El poeta florentino, que murió en 1321, supuso el primer paso de la Edad Media al Renacimiento en la literatura.
El autor de la archiconocida y estudiada Divina Comedia fue el primero en nacer de los tres autores renacentistas por excelencia. Petrarca y Bocaccio continuaron su camino, incluso este último escribió su biografía. La vita nuova, De vulgari eloquentia e Il Convivio son sus otras grandes obras, que han crecido a la sombra de una de las obras maestras de la literatura, la Divina Comedia.
Las influencias de este autor, particularmente el libro, son innumerables. Aunque en la literatura ha estado muy presente, las artes plásticas son las que más han representado escenas de la obra. Pintores como Delacroix, Bouguereau, Botticelli o Dalí han recreado en sus obras pasajes de la Divina Comedia, poema alegórico donde Virgilio acompaña al autor por el Infierno y el Cielo, en cuya última esfera está Beatrice, su amada.
En España se celebra este año el centenario de la muerte de Emilia Pardo Bazán, quien, entre otras cosas, promovió la literatura rusa en el país, principalmente de Dostoievski. Tras el Año Galdós que se celebró como pudo el año pasado por el inicio de la pandemia de coronavirus, su homóloga y amante se erige como la protagonista, no solo por el aniversario, sino también por la devolución del Pazo de Meirás por parte de la familia Franco al Estado.
Aun así, no es la única personalidad literaria española que celebra su centenario en 2021. Carmen Laforet nació hace 100 años en Barcelona y fue merecedora del primer Premio Nadal con su ópera prima, Nada, de 1944. En ella habla de la pobreza que vivió España en los años inmediatos a la Guerra Civil con un cariz existencialista. Es una de las obras más importantes escritas durante el franquismo.
La autora catalana escribió hasta finales de siglo y las obras póstumas se resumen en epistolarios, recopilaciones y en una novela reelaborada durante toda su vida que se publicó en 2004, año de su muerte: Al volver la esquina. También consiguió el Premio Nacional de Literatura con La mujer nueva, en 1955.
“Aquí yace uno cuyo nombre fue escrito en el agua” reza el epitafio de John Keats en el Cementerio protestante de Roma, quien murió en 1821, año en el que nacieron los tres autores a los que hacíamos referencia al principio. Junto a Lord Byron y Percy Shelly, es el principal representante de la literatura británica del Romanticismo, en concreto de la poesía. Nacida en Alemania e Inglaterra, el Romanticismo británico tuvo su origen en un poema de Coleridge y Wordsworth, quienes son considerados los precursores del movimiento literario en el país inglés.
Las obras más conocidas de Keats son Hyperion, Lamia y otros poemas y sus odas. La Oda sobre una urna griega, Oda a la melancolía, Oda a Psyche y Oda a un ruiseñorson considerados sus mejores poemas y aparecen en el poemario de Lamia. Como Dostoievski y Baudelaire, Keats fue aquejado de una enfermedad (tuberculosis) que afectó a su vida y que, además, provocó su muerte prematura a la edad de 25 años.
También se celebra el centenario del nacimiento de Patricia Highsmith, famosa por sus obras de suspense y policiacas. La más importante es El talento de Mr. Ripley, de una serie de 5 novelas sobre el propio Ripley, y ha sido adaptada varias veces al cine. La película más conocida es el thriller psicológico protagonizado por Matt Damon, que hace del propio Ripley, y dirigido por Anthony Minghella.
Por último, se cumplen 100 años desde que nació el escritor hondureño, Augusto Monterroso. El autor de novelas, poemas y cuentos es el mayor representante español de la minificción. La corta extensión de sus textos desembocan en la obra que más fama le ha dado y una de las más breves en lengua castellana: El dinosaurio, cuya totalidad del texto puede reproducirse para acabar este artículo: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
Fuente: https://elsiglodeuropa.es/2021-ano-de-grandes-efemerides-literarias/