
El amor por el terruño se plasma en una muestra que habla de historias y tiempos.
El Museo Franklin Rawson de San Juan presenta 20 obras, entre pinturas y esculturas, de Juan Pablo Marturano, Max Gómez Canle, YuYYu Puleston, Carlos Gómez Centurión, Lula Mari, Ana Benedetti y Mariana Sissia
La exposición Arriba en la cima, que reúne el trabajo de siete artistas argentinos, inauguró en el Museo Franklin Rawson de la provincia de San Juan, con una propuesta que ofrece la oportunidad de explorar una serie de obras que abordan la montaña tanto desde una perspectiva geográfica como simbólica.
Este evento artístico, que destaca por su diversidad en técnicas y enfoques, está compuesto por 20 pinturas y esculturas de Juan Pablo Marturano, Max Gómez Canle, YuYYu Puleston, Carlos Gómez Centurión, Lula Mari, Ana Benedetti y Mariana Sissia. Cada uno de estos artistas, oriundos de diferentes regiones de Argentina, explora la temática de la montaña desde distintos ángulos.
Mariana Gioiosa, curadora de la exposición, explicó el concepto central de la muestra: “Todos se revelan como practicantes de un ritual lírico y a la vez pragmático, a mitad de camino entre la idea de trascendencia, el manifiesto ideológico y el testimonio íntimo”.

La muestra se caracteriza por la manera en que los artistas interpretan la monumentalidad de la orografía, ya sea a través de experiencias directas en la montaña o mediante elaboraciones metafóricas que resignifican su morfología.
Juan Pablo Marturano es uno de los artistas que emplea su pasión por el alpinismo en sus obras. Después de cada ascensión, Marturano deja una de sus esculturas en la cima y recoge una piedra que luego se convierte en el modelo para su próxima obra. Esta práctica subraya su conexión íntima y directa con la montaña.
Mariana Sissia utiliza el grafito para crear representaciones realistas de las montañas. Su técnica de superposición de capas permite capturar detalles minuciosos, en una suerte de proceso estratigráfico que refleja la memoria impresa en el mineral.
Por su parte, Carlos Gómez Centurión infunde su producción artística con vivencias de sus viajes a la montaña y, a través de estas experiencias, crea pinturas y acumula material fotográfico y audiovisual, reflejando el espíritu de las cumbres, mientras que Max Gómez Canle, interesado en la historia del arte y de las imágenes, utiliza referencias al renacimiento, romanticismo y surrealismo en sus creaciones y apropiándose de imágenes históricas, añade elementos contemporáneos, fusionando distintas épocas artísticas.
La salteña Ana Benedetti explora la pintura como lenguaje y el paisaje como género, utilizando luz y color en formatos instalativos. Sus obras invitan a una observación poética de los lugares que habita y nos habitan. YuYYu Puleston se inspira en sus experiencias personales y en la literatura feminista para crear pinturas que abordan historias del mundo queer, muchas veces de carácter explícito y sexual, basadas en su vida cotidiana.

Finalmente, Lula Mari utiliza el imaginario barroco y el simbolismo para reflexionar sobre la montaña y las exigencias de su ascensión con obras fantasmales que reflejan su vínculo con el entorno natural.
“Impecable’ había definido el director del Franklin Rawson -Emanuel Díaz Ruiz- la calidad de lo que exhibiría el Museo Provincial de Bellas Artes, fruto de la tercera incursión de Itinerarios del arte en San Juan, en Iglesia y Calingasta (proyecto realizado con apoyo de ambas comunas, Josemaría y Pachón). Y lo que se vio ayer en la inauguración de esta muestra (disponible hasta fin de mes) ratificó esa calificación. Con materiales reciclados, tejido en totora y en lana de oveja, obras en fieltro, tallado y pintura sobre piedra, bordado en arpillera y más, 26 artistas no solo crearon obras para exponer -muchos por primera vez en el MPBA-, también plasmaron historias y modos atravesados por su entorno, que invitan a detenerse, contemplar y descubrir.
“Se crea sobre el territorio, por quienes habitan ese territorio’, destacó el curador Alberto Sánchez Maratta, quien dialogó con este medio. “Hay dos cosas importantes, una tiene que ver con romper las diferencias entre arte y artesanía, establecida por los cánones de occidente, que considera al arte como algo superior. Y lo otro que resulta impresionante es el abordaje del tiempo. Están los tiempos lentos de las tejedoras en cada lazada, el tiempo quizás milenario de las piedras, intervenidas por alguien que las pintó ahora y eso es mágico; gente que recoge desechos y los vuelve obra, que también es impresionante; y eso convive con los tiempos de la pintura, la fotografía, el dibujo, que son más museísticos. Es una muestra mágica en ese sentido, nos enseña acerca del tiempo y no es poco’, se explayó Sánchez Maratta, quien desde el primer momento pudo ver el hilo conductor que hilvana todos esos universos.
“Es es el amor por la región que se habita y la conciencia de que solo habitando ese territorio se puede producir lo que se ha producido. Es ese profundo amor con el que hablan de su cielo, de las plantas que usan para teñir…’, expresó el curador, convencido de la importancia del trabajo en territorio. “Todo es territorio y trabajamos con el mismo nivel de exigencia que con cualquier artista. No hay una mirada paternalista. El Museo es una institución pública y la democratización de la cultura es un deber’, concluyó. ( Ver galería en www.diariodecuyo.com.ar )

Tejido a telar con lana de oveja – Raquel Varela

Tejido de lana de oveja – Rosa López

Hierro, chapa y material reciclado – Iván Lamanuzzi / Adrián Fernández
> De la basura al Museo
“La libertad al galope’ es una de las atracciones de la muestra. Adrián Fernández, de Iglesia, es quien convirtió en obra de arte desechos de paneles solares. Unos dos meses de trabajo le llevó construir este caballo de dos metros de alto por tres de largo, realizado especialmente para esta muestra con cinta reciclada y soldada. “Hay mucha basura para reciclar’, enfatizó quien ya ha hecho uso de ella otras veces.

“Toda mi vida he estado vinculado a los caballos, los he criado y siempre fue algo que me apasionó’, comentó a DIARIO DE CUYO el artista de 36 años, que desde niño dibujó, luego estudió Artes Visuales y hace 20 años está dedicado a la producción de obra. De hecho, no es la primera vez que une estas dos pasiones. “He hecho trabajos a pedido, muchas veces gente que me pedía que pintara caballos; y también he pintado murales’, contó Fernández, quien es el autor del nuevo portal del departamento (a través del municipio).
Respecto del proyecto “Itinerarios’, el hacedor -que ha sido parte de otras muestras colectivas en el Franklin Rawson- aseguró que es “hermoso’, porque “se unen muchas ramas del arte que a veces no se tienen en cuenta. Y además está bueno porque hay gente que conocí ahí, que no sabía que estaban haciendo cosas muy lindas’.
*Arriba en la cima, en el Museo Franklin Rawson, San Juan, Av. Libertador General San Martin 862 (O), San Juan. De martes a domingo de 12 a 20 horas, con entrada general a $500, $300 para jubilados y estudiantes, y gratuita para menores de 6 años. Los domingos la entrada será libre para todos los visitantes.