Las investigaciones concluyen que aprender a escribir con el trazo continuo ayuda al desarrollo cognitivo, a la coordinación y a la motricidad fina. Además, la alfabetización es más efectiva y rápida. Sin embargo, en Córdoba se prioriza la enseñanza con imprenta mayúscula.
La enseñanza de la letra cursiva en las escuelas está en declive hace años, pese a que las investigaciones nacionales e internacionales indican con claridad que es la mejor forma de alfabetizar a niños de 5 o 6 años.
Los estudios revelan que aprender con este tipo de letra, que en un solo trazo las dibuja de manera continua y conectadas, ayuda al desarrollo cognitivo, a la coordinación entre la mano y el ojo, y a la motricidad fina.
Sin embargo, en Córdoba y en la mayoría de las provincias argentinas se enseña a escribir con imprenta mayúscula, luego se pasa a la imprenta minúscula y, en algunos casos, a la cursiva.
Los equipos técnicos de Desarrollo Curricular, Capacitación y Acompañamiento Institucional y del Instituto Superior de Estudios Pedagógicos (Isep), del Ministerio de Educación de la Provincia, consideran que existen posturas diversas acerca del uso de la cursiva o de la imprenta en la enseñanza de la escritura y sobre la neuroplasticidad del cerebro en la aplicación de cada tipo. “En algunas escuelas primarias se sigue enseñando, aunque en la actualidad sea un tipo de escritura que, socialmente, se utiliza muy poco o casi nada”, explicaron las fuentes ministeriales.
Indicaron que la cursiva es reemplazada rápidamente por la imprenta en minúscula y que el parecido con las letras digitales es relevante en esta decisión. “De acuerdo con los usos sociales, tanto el diseño curricular como su actualización no prescriben un tipo de letra para enseñar en un determinado grado; sí prescribe que todas sean abordadas siempre priorizando la función social de su uso”, dijeron.
Y agregaron: “Muchas opiniones o miradas proponen ejercicios descontextualizados, apelando a destrezas manuales que no constituyen prácticas de escritura al no contemplar ni respetar la capacidad real de niñas y niños”.
Soledad Rombola, maestra de cuarto grado en Río Tercero, remarca que las investigaciones revelan que el cambio de letra retrasa el aprendizaje. “Aprender a trazar una letra significa aprender a formar cierto patrón que involucra todos los movimientos y las posiciones. Comenzar con una letra y luego con otro plantea un doble esfuerzo que carece de fundamento y perjudica a quienes no han tenido experiencias de alfabetización temprana”, apunta.
La docente, con experiencia de enseñanza en primer grado, cree que los colegios que priorizan la letra imprenta mayúscula desconocen quizá cuales son los beneficios de trabajar la cursiva desde un comienzo. “La letra cursiva consolida el aprendizaje de la ortografía, siempre que se enseñe a escribir en forma convencional. De esta manera, al enseñar la letra cursiva se incorpora naturalmente la grafía correcta, se automatiza rápidamente con la práctica”, explica.
La investigadora principal del Conicet y doctora en Letras Ana María Borzone, referente en el tema, explica que los trabajos científicos muestran que los alumnos que aprenden con cursiva tienen un mejor desempeño escolar, en relación con la legibilidad de la letra y la composición (la organización gramatical y discursiva de las palabras); es decir, con la calidad de la escritura y del texto. “Todos los investigadores coincidimos, de acuerdo con nuestros estudios, que empezar con un tipo de letra y luego cambiar es negativo para el aprendizaje y muy negativo cuando se empieza a escribir en imprenta mayúscula”, opina Borzone.
¿Por qué la cursiva beneficia el aprendizaje? Borzone explica que se debe a razones neurológicas. “Se automatiza más rápidamente que la letra de imprenta. Esto significa que con la práctica se realiza con menos esfuerzo y, además, el cerebro controla mejor la forma y la duración de los trazos”, sostiene.
La letra es más legible y al automatizarse de manera más veloz los recursos cognitivos de los chicos se aplican a la organización del texto que están escribiendo. En cambio, remarca la investigadora, al escribir en imprenta deben focalizarse en el trazo; por ende, no pueden concentrarse, atender a la composición, la organización y la escritura del texto.
Borzone considera que la elección de un tipo de letra para enseñar a escribir no puede basarse en una decisión arbitraria y sin fundamento. “En general, y lamentablemente, a los chicos se les enseña primero en imprenta mayúscula y después pretenden que escriban en cursiva. Es lo peor que pueden hacer y se niegan a cambiar”, apunta con relación a ciertas políticas educativas.
“APRENDEN MÁS RÁPIDO”
Sofía Samojedni, maestra de primer grado en la escuela Madre María del Tránsito en Villa Boedo, en la ciudad de Córdoba, enseña a los niños y a las niñas a escribir, principalmente, en letra cursiva. “Se debería empezar con grafismos desde jardín de infantes, para que el niño vaya ablandando la mano, no sólo por la motricidad fina, sino también por el desarrollo cognitivo”, explica.
La docente indica que con la cursiva se desarrollan mejores habilidades y, dice, es más fácil de aprender.
Plantea que en la enseñanza, además del trazado de la letra, se conjugan la articulación entre los sonidos que van conformando las palabras, la segmentación y el desarrollo de la conciencia ortográfica.
Las investigaciones revelan que, efectivamente, la letra cursiva consolida el aprendizaje de la ortografía al formar patrones motores de las letras y de las palabras como un todo, donde la grafía correcta se incorpora naturalmente. “Esto con la imprenta mayúscula no se puede hacer porque todas las letras son rectas, iguales. El niño no puede reconocer cuál es la mayúscula, por ejemplo”, detalla.
La maestra considera que enseñar a escribir con imprenta mayúscula es limitante. No hay libros en imprenta mayúscula y las fuentes de información están en imprenta minúscula. “Con la cursiva, los niños aprenden muchísimo más rápido a leer y a escribir, con menos errores o con dudas sobre cómo se escribe una palabra y preguntan”, cuenta.
Samojedni considera inadmisible que haya alumnos de sexto grado que sólo escriban en mayúscula y no sepan diferenciarla de otros tipos de letra. En este sentido, considera que existen fallas en el sistema educativo. Advierte, incluso, cierto “desinterés en la alfabetización” de los niños y los adolescentes. “A esta altura, con todos los avances de las neurociencias y las publicaciones sobre los beneficios de la letra cursiva, no entiendo por qué la política educativa sigue insistiendo en algo que es retrógrado. No puede llegar un niño a sexto grado sin alfabetizarse (…) No nos podemos quedar con una política educativa antiquísima por un capricho político, hay que basarse en las fuentes de investigación científica que dicen que esto no funciona más, que no da resultado; entonces hay que animarse a cambiar”.
SE ENSEÑA EN IMPRENTA POR DESCONOCIMIENTO”
Soledad Rombola, maestra de cuarto grado en una escuela de la ciudad de Río Tercero, coincide en que existe abundante evidencia científica sobre los beneficios de la enseñanza de la cursiva y, también, en que no es prioridad en los colegios de Córdoba. “Las instituciones enseñan primero la letra imprenta mayúscula, posteriormente el trazado de la imprenta minúscula y luego, si existe la posibilidad, se brinda el espacio a la letra cursiva. Es una realidad, lamentablemente, por desconocimiento o porque quizá no existen políticas educativas que aborden la temática o capacitaciones que reflejen la importancia de trabajar la letra cursiva”, apunta Soledad.
Por este motivo, dice, la gran mayoría de las instituciones favorece el trazado de letras y la escritura de palabras; es decir, prioriza la transcripción, dejando para una segunda instancia el proceso de composición. “La cursiva y la imprenta representan diferencias en la planificación y en su ejecución. La imprenta requiere de un solo trazo o de dos o más trazos básicos, y la cursiva se realiza con un trazo continuo, letras unidas y pocos movimientos. Si bien la cursiva es demandante en cuanto a su coordinación fina, favorece la composición textual”, explica.
La docente sostiene que quienes aprenden con la cursiva escriben composiciones de mejor calidad que quienes aprenden con otro tipo de letra, particularmente los que empiezan con la imprenta.
“La cursiva permite el acceso a la escritura de las palabras, permite memorizar y recuperar la palabra como una unidad más fácilmente que la letra imprenta, que se escribe letra por letra”, explica.
En la enseñanza, para el trazado de las letras, el adulto debe tomar la mano del niño y guiar los movimientos. “Es allí cuando el cerebro atiende y aprende ese nuevo patrón de movimiento, que requiere el trazado correcto de la letra”, apunta Rombola, quien también fue vicedirectora.
Creo que en las escuelas de Córdoba enseñan en imprenta mayúscula por desconocimiento de los beneficios de la cursiva. Hay miradas contrapuestas. Este cambio genera miedos, las instituciones y las docentes de primer grado se muestran reticentes al cambio cuando ven avances en la imprenta mayúscula e ignoran los beneficios de la cursiva”, opina.
Y concluye: “Estas temáticas no se abordan, no se brinda información, no hay muchos cursos sobre esto; por lo tanto, muchos docentes no tienen acceso a material respecto a esta cuestión”.
Por Mariana Otero
LA VOZ