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Andrea Bonelli llega a Córdoba con la obra Borges y yo: cuentos, tango y la magia del teatro

Las historias de Jorge Luis Borges toman cuerpo escénico en una puesta creada conjuntamente entre la argentina y la actriz-directora alemana Hanna Schygulle.

Andrea Bonelli estaba en París en 2022, a punto de irse para España, cuando su amiga, la alemana Hanna Schygulle, le preguntó si le podía dedicar algunas horas más: quería hacerle un regalo “de una actriz a otra actriz”. Ambas cultivaban una amistad desde hacía varios años, pero entre la pandemia y la distancia no se habían visto en mucho tiempo.

Borges y yo, recuerdo de un amigo futuro, era el regalo de Hanna para Andrea. En ese momento, era Der Tango, Borges und ich. Hanna había combinado cuentos del escritor (como El cautivo o Los espejos velados) con tangos que le remitían a esas historias (como Volver Uno). Ella los interpretaba en alemán y en francés.

“Me lo quería regalar para que yo lo hiciera en la lengua original de Borges”, recuerda Andrea en diálogo con La Voz. Sin embargo, fueron más allá: “Surgió la idea de que ella también dirigiera el espectáculo en castellano”. Así, ambas se reencontraron en París meses después para una serie de ensayos maratónicos que se desarrollaron en el lapso de menos de dos meses.

Entre las dos, le dieron una nueva vida, una puesta en la que Bonelli pasó al escenario y Hanna se movió hacia la dirección: “Ella lo hizo en forma de concierto. Y lo mío es más performático”.

“Entonces, el espectáculo son cuentos cortos de Borges que ella elige, junto con la música original de Peter Ludwig, músico alemán, y algunos tangos populares que se van entrelazando con los cuentos. Ella los elige porque de alguna manera coincide la temática de estas canciones con las de los relatos, porque su dramaturgia está en sintonía con la historia de cada cuento. Son tangos por momentos hablados, por momentos cantados, por momentos instrumentales. Todo se va acompañando, no es que yo digo un cuento, canto un tango, y así. No, es todo un espectáculo entre la palabra, la música y el canto”, explica

Mundo borgiano

Claro, esta combinación de elementos es un desafío para cualquier artista, incluso una con la experiencia de Bonelli. En el escenario está acompañada por la pianista japonesa Shino Ohnaga y por Titi Chiappero en el cello.

“Es desafiante y de una gran responsabilidad hacer este espectáculo. Durante todo el trabajo creativo traté de sacarme cualquier presión de encima, porque eso artísticamente no me iba a servir. Traté de despojarme de eso y no encarar el material con solemnidad, sino involucrarme desde un lugar más íntimo. Borges pasó a ser como un familiar, hay una relación afectiva con él. Además, responsabilidad de interpretar un espectáculo hecho y dirigido por una artista de la talla de Hanna, con quien a la vez también tengo una relación afectiva. Pero me corrí también de ahí. Fue un intercambio artístico que para mí significó mucho crecimiento”, reflexiona Bonelli.

Después de ese proceso creativo, sobre el escenario se ponen en juego otras fuerzas: “Hay algo que también hemos hablado con las músicas antes de salir a escena: la música original de Peter es difícil de ejecutar. Así que, antes de salir al ruedo, entramos en un estado de concentración muy particular. Pero desde que entro al escenario hasta que salgo, hay algo que cargo en el estómago, encuentro una cierta comodidad frente al público, pero siempre muy atenta, porque tiene una gran exigencia abarcar todos estos elementos. Además, los cuentos a veces pueden estar acortados, hay cierta dramaturgia, pero se respeta absolutamente la letra de Borges, que es maravillosa. Así que no puedo cambiar una palabra por otra, no puedo improvisar”.

De Argentina a Alemania, ida y vuelta

En esos momentos de concentración, Andrea se sumerge en un “mundo borgiano apasionante”: “Él es inmenso. A cada uno le llega de una manera particular, es intransferible, es muy personal cómo nos interpela, pero no pasa desapercibido de ninguna manera”.

“El espectáculo es muy nuestro, ¿no? Porque es Borges con todo lo que significa, con sus personajes tan nuestros y tan particulares, con nuestra identidad. Y el tango… al mismo tiempo, todo eso tomado por dos artistas alemanes como Hanna y Peter. Es como una transfiguración de esa cultura tan nuestra a través de la de ellos, y, ahora, todo eso vuelve a ser mío, porque yo soy muy de acá”.

Así, Borges y yo, recuerdo de un amigo futuro es una obra muy propia, en el sentido que se le quiera dar a la palabra.

Hay un detalle más que hace a ello y que, entre lo imponente de sus creadoras, los tangos y la pluma borgiana, puede pasar desapercibido: el vestuario. Andrea se entusiasma hablando de sus tres cambios de ropa.

Por un lado, luce un traje masculino que ella misma seleccionó del vestuario del teatro San Martín, donde estrenaron en noviembre del año pasado. “No quería algo que me embelleciera especialmente, yo quería una cosa como masculina y usada también”. Sentía que eso la acercaba a Borges.

En contraste, se la ve además con un vestido rojo. ¿Qué adjetivos que no sean los obvios se le pueden adjudicar a un vestido rojo? Ninguno. La prenda es la que usó Hanna en sus funciones al otro lado del Atlántico. Schygulla le dio también un saco negro, largo, la tercera llamativa prenda con la que se ve a Bonelli en las fotos: “Las tres cosas tienen connotaciones importantes… el vestuario también tiene algo muy personal y muy afectivo, entre prendas de ella y lo que yo elegí”.

Para ver

Borges y yo, recuerdo de un amigo futuro. Sábado 8 de junio, a las 21, en el teatro Real (San Jerónimo 66). Entradas desde $ 12 mil, disponibles en ventas.autoentrada.com, boletería del teatro y perfumerías Fiorani Free Shop. Duración: 75 minutos.

De Hanna Schygulla. Textos: Jorge Luis Borges. Versión: Hanna Schygulla – Andrea Bonelli. Intérprete: Andrea Bonelli. Piano: Shino Ohnaga. Cello: Cristina Titi Chiappero. Producción ejecutiva: Juliana Ortiz. Asistente de dirección: Melissa Sanchez. Coordinación de producción: Maxime Seugé, Jonathan Saks. Diseño de peinado: Diego Impagliazzo. Filmación París: Juan Sebastian Torales. Fotógrafo: Carlos Furman. Diseño y puesta de video: Aaron Wang. Dirección musical: Julian Vat. Diseño de iluminación: Eli Sirlin. Diseño de escenografía: Oria Puppo. Departamento de diseño gráfico: Complejo Teatral de Buenos Aires y Julián Solis Morales. Colaboración artística: Melisa Hermida. Música original y arreglos: Peter Ludwig. Producción: Collado-Bonelli. Dirección: Hanna Schygulla.

Colaboran con este espectáculo el Instituto Goethe (Madrid), Amigos Goethe-Institut España, el teatro Pérez Galdós, Euroescena, Complejo Teatral de Buenos Aires.

Fuente: La Voz

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