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Quién es la única argentina que fue elegida para exponer en la Luna y cuál es el mensaje que busca transmitir

El trabajo de Luli Sulichin fue curado por la organización BitBasel, de Miami, para integrar el Lunaprise Moon Museum, como parte de un programa de la NASA

El 22 de febrero, un archivo colmado de arte de todo el mundo llegó a la Luna en una cápsula del tiempo de la NASA con el propósito de dejar testimonio de la creatividad humana a las generaciones del futuro y, quizás, a posibles especies extraterrestres que también habitan el planeta.

Poesía, música, películas, podcast y libros provenientes de 222 artistas de distintos países viajaron digitalizadas en una misión espacial para formar parte del Lunaprise Moon Museum. Entre las obras que allí se exhiben se encuentra el trabajo de Luli Sulichin, la única argentina que fue seleccionada.

Se trata del mayor proyecto mundial de lanzamiento de obras culturales al espacio. No hay nada parecido en ninguna parte ya que el plan involucra el empleo de una tecnología de almacenamiento avanzada, capaz de resistir entornos hostiles y alejados de la Tierra.

“Soñaba con ir a la Luna y un día lo logré. Estoy compartiendo ese sueño con artistas, escritores, músicos y cineastas cuya obra admiro”, escribió Samuel Peralta, un físico canadiense y excéntrico coleccionista que fue el ideólogo de todo esto.

Peralta es dueño de Incandence, una compañía que tiene acuerdos con la NASA y que en 2020 compró un espacio de carga útil en una de las misiones Artemis con las que la agencia estadounidense regresó este año a la Luna.

“Nuestra esperanza es que los futuros viajeros que encuentren estas cápsulas del tiempo descubran algo de la riqueza de nuestro tiempo. Habla de la idea de que, a pesar de las guerras, las pandemias y la crisis climática, la humanidad encontró tiempo para soñar, tiempo para crear arte”, señaló Peralta en la página web de la iniciativa.

Las obras que dan vida al museo espacial fueron curadas por la organización BitBasel, de Miami, y seleccionadas por Incandence. Luego, fueron almacenadas en un dispositivo de 3 centímetros de ancho denominado NanoFiche, que puede guardar una gran cantidad de contenido. Su ventaja es que los datos se pueden leer fácilmente con un microscopio o una lupa muy potente, sin necesidad de softwares. Además, es resistente a la radiación y no se oxida ni degrada con el paso del tiempo.

El proyecto, curado por la organización BitBasel de Miami, seleccionó a Sulichin por su capacidad de capturar la esencia de la innovación artística y el logro humano, aportando una perspectiva cultural única al museo. La participación de Sulichin no solo resalta la fusión entre arte y tecnología, sino que también enfatiza en el avance de la exploración espacial, en donde creaciones humanas trascienden los confines terrestres.

“La consigna era trabajar con los objetivos del desarrollo sostenible. Como parte de mi trabajo tiene que ver con temas de género, tecnología y educación; quise trabajar con esas tres intersecciones y desarrollé una obra inspirada en mi abuela”, precisó la artista a Infobae.

Ella tiene 84 años es jugadora de bridge, un juego de naipes con orígenes en Europa en el siglo XVI que fue evolucionando en complejidad y popularidad. “Mi abuela es súper fanática. Hasta antes de la pandemia, iba todos los días a un club de bridge. Cuando el lugar cerró por el tema del COVID-19 pensó que se iba a deprimir porque ese esparcimiento ya se había convertido en su rutina y la forma de relacionarse socialmente”, recordó Sulichin.

Sin embargo, con la ayuda de sus hijos y los consejos que le dieron sus nietos, la mujer aprendió a usar el Ipad y a jugar al bridge de manera virtual. “Empezó a jugar con gente de todo el mundo y eso la tiene fascinada. Sin pensarlo se convirtió en una gamer. Encima, terminó enseñándole a su prima hermana, que tiene 80 y pico de años, a jugar también, y ahora juegan las dos. Y lo más curioso todo es que las dos prefieren jugar con la computadora y ya dejaron de ir al club de bridge”, explicó Sulichin, quien encontró en esa situación familiar una fuente de inspiración.

“Esto que pasó con mi abuela me pareció muy lindo e inspirador: que una persona a esa edad siga teniendo la visión de que hay que seguir educándose de por vida. Aprender es algo continuo y no se termina cuando uno se gradúa de la facultad o de la secundaria, solo hay que tener la actitud de seguir aprendiendo y buscar nuevos horizontes de conexión”, remarcó la artista.

Con respecto a la obra en cuestión, Sulichin señaló que “es bastante figurativa” y detalló: “Es una imagen que tiene como si fuesen tres capas. Es una foto de mi abuela como si estuviese de espalda con los brazos abiertos. Después tiene una translúcida, que es un compost realizado con inteligencia artificial de todos los retratos que yo le tomé a ella. Y arriba tiene escrito un texto que dice ‘Octogenaria digital multiplayer gamer’, que en español significa gamer octogenaria”.

El cohete que transportaba las obra de los artistas despegó del Kennedy Space Center el 15 de febrero, en una noche de luna llena, y aterrizó el jueves pasado en la superficie lunar. “Todo esto que pasó cambió para siempre la forma en la que miro la Luna. Ahora, nuestra conexión va a ser para siempre porque allí hay algo mío”, se enorgulleció Sulichin.

Si bien la idea es seguir mandando obras a la Luna, en otras misiones espaciales, sus creadores también quieren que la gente pueda ver la exposición del museo lunar desde la Tierra. “El próximo paso es que las audiencias de todo el mundo puedan recorrerla a través del Metaverso como una extensión digital terrestre de la obra maestra lunar, permitiéndoles maravillarse con la creatividad colectiva de artistas internacionales que trascendieron los límites de la Tierra”, remarcó.

El día que el cohete llegó a la Luna, la NASA volvió a reunir a los artistas que experimentaran esa sensación única. Los que no pudieron asistir presencialmente, siguieron todos los detalles en vivo y en directo de sus hogares. “Había mucho entusiasmo y expectativas porque era la primera vez que Estados Unidos regresaba a la Luna desde 1972 y era la primera vez que un país llega a la parte del polo sur de la Luna, que es donde aterrizó la misión espacial”, recordó Sulichin, quien pudo concurrir junto a la compañía de su sobrina Azul, su fiel compañera. “Se me caían las lágrimas, fue un momento muy emocionante”, agregó.

Antecedentes

En 1969, la misión Apolo 12 llevó una pequeña baldosa cerámica de los escultores Forrest Myers y John Chamberlain que tenía dibujos del artista Andy Warhol y del pintor Robert Rauschenberg.

Dos años después, la tripulación del Apolo 15 dejó en la superficie de la Luna una escultura de aluminio de 9 cm de altura del artista belga Paul van Hoeydonck, en homenaje a uno de los astronautas caídos en los despegues.

Pero a diferencia de aquellas primeras experiencias, el Lunaprise Moon Museum incorpora trabajos realizados por mujeres,como el de la argentina Luli Sulichin.

“Es la primera vez que participo de un proyecto tan alocado, que traspasa todas las barreras de la imaginación. Ni siquiera estoy cumpliendo un sueño, porque nunca se me hubiese ocurrido soñarlo”, concluyó la artista sobre las increíbles satisfacciones que le genera su trabajo.

La selección de Sulichin subraya no solo su talento y visión como artista sino también el reconocimiento de la contribución de Latinoamérica al patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Por Cinthia Ruth

Fuente: Infobae

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